Читать книгу Cuentos de Asia, Europa & América онлайн | страница 114

Mónica no entendía bien por qué la gente se preocupaba tanto por el suicidio ajeno. Ella se acordaba perfectamente de haber comentado en las calles de Roma el suicidio de Lucrecia, violada por el hijo del rey Tarquinio. ¡Eso sí que había sido un escándalo! Pero lo que a la gente de Roma le parecía mal era la violación, el suicidio estaba bien. En cambio, Teresita lo veía de otro modo.

—Podés hacerle muchísimo daño a la gente que te quiere. Lo que pasa es que a veces vivir no se aguanta —decía.

Mónica se acordaba de la época en que murió su hijo (ningún recuerdo de la Antigüedad había conseguido reemplazar a ése) y la entendía. Sin embargo, ella siguió viva y valió la pena porque después le pasaron muchas cosas buenas y malas y ahora estaba contenta de estar todavía del lado de arriba de la tierra.

Un día le tocó irse a Teresita y se despidieron con un abrazo muy fuerte.

—Me salvaste —dijo Teresita—. Nunca hubiera aguantado estar aquí si no fuera por vos. Sentía que me ahogaba.

Se le llenaron los ojos de lágrimas. Intercambiaron teléfonos y direcciones y quedaron en encontrarse afuera.

—Te voy a preparar mis famosas galletitas de manteca con semillitas de amapola —le prometió Mónica—. ¡Te va a dar más ganas de vivir que las pastillas!

—Me salvaste —repitió Teresita. Y se fue con su marido, que la quería mucho y la había ido a buscar para llevarla a su casa.

Quita siempre venía a verla día por medio de cinco a siete de la tarde, la hora de las visitas. Pero un día vino a la mañana porque tenían reunión con el médico. El doctor parecía saber muchísimo sobre Mónica, que se preguntaba de dónde había sacado tanta información, considerando que casi nunca hablaba con ella. Seguramente las psicólogas le contaban. También le habían tomado muchos test.

Mónica se había preguntado muchas veces qué estaba haciendo ella allí, qué tenía en común con los otros internados, y recién en esa reunión se dio cuenta de que su confusión con los remedios, la cantidad de pastillas que había tomado por error, se podía entender como Depresión con Intento.


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