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Para un estudio serio de la geografía peruana ahora es insuficiente, incluso erróneo, atender a la antigua clasificación de costa, sierra y selva. Del mismo modo, para ensayar un panorama de la literatura infantil no basta con repetir el esquema tradicional de la historia peruana: culturas Preincaicas, Incanato, Conquista, Colonia, Emancipación y República. Esta mirada diacrónica resulta ahora simplificadora e inexacta, porque la historia no es solo una suma de autores y obras, corrientes literarias y sucesos como se nos enseñó la literatura en el colegio. Tampoco resulta acertado el exclusivo enfoque sincrónico, que cala a fondo en episodios importantes o en autores, de una manera inmanente, ajenos al discurrir social del tiempo. Por fortuna, la teoría literaria de las últimas décadas postula otras posibilidades de acercamiento a la producción literaria, que privilegia al texto literario como una unidad de sentido, pero sin desatender su relación con el medio social. De modo que para confeccionar un panorama de la literatura infantil peruana es imprescindible pensar en torno al concepto de lo nacional, asumiendo la evolución histórica y literaria en sus aspectos diacrónicos y sincrónicos. Para ser más precisos: las obras literarias deben imbricarse en los procesos sociales y artísticos de la dimensión histórica.

En su notable estudio sobre “El proceso de la literatura”, contenido en sus 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, José Carlos Mariátegui (1928) escribe:

El nacionalismo en la historiografía literaria, es por tanto un fenómeno de la más pura raigambre política, extraño a la concepción estética del arte. (…) La literatura nacional es en el Perú, como la nacionalidad misma, de irrenunciable filiación española. Es una literatura escrita, pensada y sentida en español, aunque en los tonos, y aun en la sintaxis y prosodia del idioma, la influencia indígena sea en algunos casos más o menos palmaria e intensa. La civilización autóctona no llegó a la escritura y, por ende, no llegó propia y estrictamente a la literatura, o más bien, ésta se detuvo en la etapa de los aedas, de las leyendas y de las representaciones coreográfico-teatrales. La escritura y la gramática quechuas son en su origen obra española y los escritos quechuas pertenecen totalmente a literatos bilingües. (pp. 195-196)


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