Читать книгу Cuentos de Asia, Europa & América онлайн | страница 96
Este incidente tuvo consecuencias terribles. Los hechos se tergiversaron y nadie sabía qué había pasado en realidad. A la gente se le engañó con baladas sobre las hazañas de este hombre blanco. Se construyó una estatua de mármol en su honor. Todavía sigue erecta; yo la he visto y tú también. Más adelante volveré a este tema.
Es más urgente que conozcas la historia de esta tierra y de las propiedades que he enumerado en el acta. Igual que uno debe saber la composición y naturaleza del suelo para producir una buena cosecha, es importante conocer su origen si quieres demostrar que te pertenece. Se trata de una larga serie de traspasos, de cambios de dueño. Es una historia de derrota para sus dueños legítimos. Los documentos viejos no corresponden con las escrituras, a menos que uno vea cómo la tierra ha pasado de una persona a otra. Los papeles sellan la realidad y son cosas sumamente terribles.
Esta acta de donación registra los catálogos e incluye los números de todos los asentamientos y tierras agrícolas del distrito de Sonari Mara, las cuales entran en la categoría de auwal, es decir, de la más alta calidad. Aunque es tierra forestal, toda esta tierra auwal es el resultado de cultivo meticuloso por generaciones. Nuestros ancestros le habían rendido honor al cultivar en ella. Habían conocido sus secretos tras años de brindarle atención. Y por eso, la gente de buena familia comenzó a mirar nuestra tierra. Así nos la arrebataron y los documentos oficiales fueron modificados. Esa gente se aprovechó de nuestra inocencia.
A simple vista, aquí hay puras contradicciones, pero todo se aclarará si rastreamos cada transferencia. Así podrás cumplir con las responsabilidades que aquí te encomiendo.
Sabes que a orillas del distrito hay un bosque denso de árboles de sal, de mohua y kusum. Ahí, junto a un manantial solíamos cultivar en un terreno de una bigha.6 Mi padre trabajó ese campo. Todos lo cuidábamos sin descanso y nos lo recompensaba. Nosotros entendemos la tierra, no los documentos. Solíamos creer que los papeles no producían cosecha. Me temo, nieto, que estábamos equivocados.