Читать книгу Cuentos de Asia, Europa & América онлайн | страница 95

La verdad es que nuestro ancestro hacía trabajo forzado en la casa de Ishwarbabu, un prestamista bengalí adinerado. ¿Qué puedo decir acerca de su vida dura? Por una deuda que tenía con él, estaba obligado a venderse y le daban una miseria de alimento y ropa. El prestamista es Ishwarbabu porque se convirtió en el ishwar, el señor y deidad responsable de nuestro ancestro.

La tierra estaba repleta de árboles en esos tiempos. Ishwarbabu era el hombre más inteligente de esa jungla y, por lo tanto, ¡era el rey! En aquel entonces, la India estaba bajo la soberanía del hombre blanco. Uno de ellos, un negociante inglés, vivía en el pueblo sadar. Había llegado a trabajar. Se instaló en la casa de Ishwarbabu, quien se sintió abrumado. Uno podía ver que el mismo ishwar estaba dispuesto a adorar a cualquier persona que lo superara en poder. Resultó no ser el único e inigualable. Más bien, nuestro ancestro era quien no tenía par.

Fue así, mi nieto, que Ishwarbabu trajo desgracia a su propio hogar. Los ojos ingleses del hombre blanco comenzaron a verse nublados ante la belleza de la hija de dieciséis años de su anfitrión. Ella no hablaba la lengua de ese hombre, pero leía sus intenciones. Entró en pánico y le contó a su padre. Ishwarbabu estaba consciente de la naturaleza oculta de su ishwar. Se preocupó, así que le ofreció a este hombre una niña santhal de regalo. Pero él era astuto. Su semblante cambió y sus ojos se tornaron perversos, como los de los policías y los militares.

Ishwarbabu creía el asunto resuelto, así que comenzó a buscar mujeres santhal, bagdi y dom deseables. Pero esa noche, nuestro ancestro despertó al escuchar el llanto agudo de una mujer. Había recolectado leña y pastoreado a las vacas ese día, por lo que estaba exhausto. Era el grito de la hermosa hija de Ishwarbabu, quien se encontraba junto al pozo. El hombre blanco se había convertido en un gopiballabh5 y le estaba arrancando la ropa a la niña. El hombre santhal gritó y con un solo golpe envió su alma directo al más allá. Así es que se convirtió en sahebmari, el asesino del hombre blanco.


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