Читать книгу Cuentos de Asia, Europa & América онлайн | страница 43

El vestido rodó y se alejaron del campo de visión de la aldea. «Nadie te va a comprender mejor que ella», comentó el vestido, sentencioso. Pero quería volar. Por eso no adelantó nada más sobre el asunto.

Traducción de Renato Sandoval Bacigulpo

No quiero que J. pase por el escáner

claudia apablaza

chile

Estamos en Park Place 11 y algo. J. comienza a hacer su maleta. Se va en cuatro horas más. Me dice que le ayude. Estamos felices por haber hecho este viaje juntos, nuestro primer viaje al extranjero juntos, él se va antes, yo tengo algunas cosas que resolver aún. Me dice que le haga la bolsa donde llevará el pasaporte y los papeles fundamentales. No quiere pasar por la máquina de escáner. Tiene un problema al corazón y no quiere pasar por esa máquina. No quiero que pase por esa máquina. Me aterra que J. pase por esa máquina. Le comienzo a hacer la bolsa de mano, él hace la maleta grande. Le digo lo feliz que estoy de este viaje. Que lo pasamos muy bien. Que viajar siempre nos hace bien o cosas así. Él hace la maleta grande, donde pone ropa, libros, regalos y zapatos. Lleva además un casco de fútbol americano que nos encontramos en Kingston con Park Place. Estaba arriba de un basurero, supusimos que no era de nadie, lo agarramos y lo trajimos a casa: un departamento que arrendamos por dos meses.

J. se ducha antes de vestirse y partir a jfk.

Yo me hago un sándwich de palta y queso antes de salir de casa.

J. le da una mascada a mi sándwich antes de salir hacia el aeropuerto. Siempre compartimos lo que estamos comiendo.

Lo abrazo.

Salimos de casa.

Nos cuesta bajar las maletas por esa escalera tan angosta.

Caminamos desde casa a Kingston Throop con las maletas.

Voy nerviosa porque no quiero que hagan pasar a J. por el escáner. Me dice que no me preocupe. Que no va a pasar nada.

J. carga la maleta. Temo que cargue la maleta porque tiene un problema al corazón. Me dice que no me preocupe. Que no le pasará nada.

Caminamos de casa a la estación Kingston Throop.

Bajamos por la escalera. No hay ascensor. La maleta pesa más de veinte kilos.


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