Читать книгу La Reina Roja онлайн | страница 66
Lucas y los otros agentes me hacen pasar primero, mas no permanecen mucho tiempo ahí. Con sólo una mirada atrás, él los guía afuera.
El rey está frente a mí, la reina de pie a su izquierda y los príncipes a su derecha. Me niego a ver a Cal, pero sé que sin duda él me contempla, embobado. Mantengo la vista fija en mis botas nuevas, concentrada en los dedos para no ceder al temor que convierte mi cuerpo en plomo.
—¡Arrodíllate! —murmura la reina, con una voz suave como el terciopelo.
Debería hacerlo pero mi orgullo no me lo permite. Aun aquí, frente a los Plateados, ante el rey, mis rodillas no se doblan.
—No —replico, y encuentro fuerzas para alzar la mirada.
—¿Te gusta tu celda, niña? —pregunta Tiberias, y la sala se llena con su voz majestuosa.
La amenaza en sus palabras es clara como el día, pero permanezco firme. Él ladea la cabeza, me mira como si yo fuera un experimento por esclarecer.
—¿Qué quiere de mí? —acierto a preguntar.
La reina se inclina junto a él.
—Te lo dije: es Roja de cabo a rabo… —pero el rey la esquiva como si fuera una mosca.
Ella frunce los labios y da un paso atrás, con las manos apretadas. Se lo merece.
—Lo que quiero para ti es imposible de hacer —espeta Tiberias.
Su mirada se enciende, como si quisiera consumirme con ella.
Recuerdo las palabras de la reina.
—Bueno, no es culpa mía que usted no pueda matarme.
Él ríe.
—No me dijeron que fueras lista.
Siento un alivio enorme, como cuando un viento fresco se cuela entre los árboles. La muerte no me espera aquí. No todavía.
El rey tira al suelo un montón de papeles, cubiertos de letra manuscrita. La primera hoja contiene la información básica: mi nombre y fecha de nacimiento, los nombres de mis padres y la mancha oscura de mi sangre. También está ahí mi fotografía, la de mi tarjeta de identidad. Me miro, veo mis ojos aburridos, hastiados de hacer fila para sacar mi foto. ¡Cómo me gustaría poder meterme ahora en esa imagen, en la muchacha que no tenía más problemas que el reclutamiento y un estómago vacío!