Читать книгу Antología 10: Planes divinos онлайн | страница 29

Dos semanas después, llegaron de visita hermanos de la iglesia de Evangelismo Internacional. Eran de Alemania e India, y hablaban en inglés. El hermano proveniente de la India indicó que tenía que decirme algo que Dios le había dicho para mí antes de regresar a Alemania.

Llamó al traductor y me dio un calendario, tipo almanaque, diciéndome que eso era lo que le había pedido a Dios. Cuando lo puso en mi mano, vi la cara de un bebé con ojos azules. Inmediatamente rompí en llanto, porque esa era mi señal palpable. Cuánto amor y qué inmenso privilegio ser amada y escuchada por el Padre.

Tiempo después, por el año 2016, asistí a un retiro muy especial. Allí, un pastor de otra provincia oró por mí, y me dijo: “Dios me dice que vas a gestar en el tiempo que las hojas caen”. Palabras cortas, pero alentaban y desafiaban mi fe.

Pasaba el tiempo y aquel calendario seguía guardado en mi billetera. Lo miraba para recordar la promesa. Y llegó el año 2017 y nada había sucedido aún. Comencé terapia por otras razones, que hicieron acomodar en mi interior situaciones de la infancia que perdonar. Recuerdo que el terapeuta, con mucha sabiduría, me dijo: “Un día vas a tener hijos. Si tu fe está débil te presto la mía por el tiempo que la necesites”. Me alentó a que fuera a la próxima cirugía.

Esos días, mi mamá me ayudó incansablemente con consejos y oraciones para encontrar un nuevo doctor. Mi hermana también había pasado por situaciones dolorosas con esa enfermedad, y logró ser mamá. Su hijo consolaba mi corazón y animaba mi esperanza. Y así también cada nuevo bebé nacido en la familia llenó mis vacíos con ternura y aliento para esperar.

Al tiempo vino un pastor de Buenos Aires. Me habló de parte de Dios claramente y me dijo: “El año próximo, por esta época, vas a estar abrazando a tu hijo”. ¿Cómo acomodar eso adentro y saber que era verdad, y no era emoción de alguien que ni me conocía? Sentía felicidad, incertidumbre, miedo y esperanza, todo a la vez.

Del llanto a la alegría

La cirugía fue el 14 de febrero del 2018. Firmé el consentimiento de que sacaran lo que estaba mal. Al despertar, el informe del doctor era que habían sacado “las trompas de Falopio, adherencias en los intestinos y pólipo del útero”. Meses después fui para que me realizaran un estudio nuevo y me prepararan para poder comenzar el último tratamiento in vitro, entendiendo que a mis 41 años era imposible lograrlo naturalmente.


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