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Mi vida, un caos
Nací en Rojas, provincia de Buenos Aires. Cuando tenía dos años, con mis padres y mi hermano nos mudamos a Venado Tuerto. Éramos una familia humilde, con un padre muy trabajador. Crecimos en un barrio modesto, con muchas familias vecinas, las cuales todos los domingos se reunían para almorzar; era parte de las costumbres.
En un domingo de verano, estábamos en mi casa y habían asistido dos parejas amigas. Después de almorzar, salimos todos los niños a jugar, alejados de nuestros padres. Aprovechando la situación, un vecino ya adolescente abusó de mí, siendo una pequeña de apenas cuatro años.
Advertidas las madres de que algo andaba mal por uno de los niños mayores, corrieron hacia nosotros. Ante semejante situación, mi madre, temiendo que mi padre tomara represalias con ese abusador, decidió callar. La madre del culpable rogaba por él, prometiendo corregir la atrocidad que había cometido.
Por mi parte, solo entendía que era algo malo. En mi mente de niñita no lograba dimensionar lo ocurrido. Solo recuerdo que amaba mucho a mi padre, y al escuchar que no podía saber lo sucedido decidí acompañar la decisión, callando. De hecho, nunca se enteró. Sentía culpa y cargué por años con eso.
A partir de aquel suceso pasaría una infancia muy triste. Era terriblemente vergonzosa, retraída, miedosa. La escuela era el propio infierno para mí. Y entonces llegaría la adolescencia. Si la niñez había sido complicada, la etapa que le siguió fue el caos.
Siendo aún muy joven, me puse de novia. No podía ofrecer nada bueno de mí, si lo que tenía dentro era inseguridad, pánico y angustia desde hacía tanto tiempo. Mi autoestima estaba totalmente deteriorada. Con ese mismo novio me casé muchos años después y tuvimos dos hijos.
No podía dejar de ver que estaba en una relación con muchísimos problemas, peleas y agresiones (físicas y verbales). No existía el respeto. Abundaban las mentiras y excusas. Pero lamentablemente no conocía otro tipo de vida. Mi modelo había sido el matrimonio de mis padres, del que no tenía ningún grato recuerdo. Incluso, se separaron de la peor manera cuando yo tenía once años.