Читать книгу Cuentos de Asia, Europa & América онлайн | страница 52

Es el presente.

Pero también es el futuro.

Hace mucho tiempo que la cosa no cambia, allí.

Hace muchos años que el corro de hombres de gris acude a visitar al Poeta, preservado en vida por la magia de la medicina y la voluntad de su mujer, incapaz de firmar el consentimiento y desconectarlo.

No.

El Poeta respira, aunque sea de manera artificial.

El Poeta come, aunque sea de manera intravenosa.

El Poeta piensa, aunque sea a través del corro que lo visita cada tarde, en pos de su consejo silencioso.

El Poeta goza, felado por todos los que han comido de su mano.

Es la hora.

La enfermera entra al cuarto, revisa la bitácora, hace un par de anotaciones y la firma.

—Pueden entrar —les dice a los hombres de gris del corro, formados ya de manera jerárquica con el administrador, el más gris de todos, gris rata, al frente.

Reunidos dentro del cuarto, ignoran a la enfermera, que esa tarde no lleva sostén, los pechos bien nutridos, libres en su voluptuosidad, ofrecidos a los ojos que los ignoran, las piernas desnudas de medias, la braga apenas una insinuación que se inserta entre sus nalgas como hilo anal, el vello púbico, rasurado con esmero, apenas cubierto por un triángulo de lencería roja.

No.

Los hombres de gris lo miran todos a él, el Poeta, inmóvil, su cuerpo animado por un par de silenciosas bombas de sangre.

—Mírenlo —dice uno de ellos—. Sonríe.

—El Poeta nunca sonríe —lo reprime otro.

—¿Qué es eso al centro de su cuerpo, qué es ese bulto debajo de las sábanas? —pregunta un tercero, el recién ingresado al corro, el más joven de todos.

Nadie le responde, pero todos, ellos sí, sonríen maliciosos, luego cuchichean, se dicen palabras ininteligibles al oído, miran de reojo al aprendiz, un advenedizo al que nosotros en los cerros conocemos bien: se trata de nuestro más caro hijo.

—Averígualo tú mismo —dice el administrador, la voz que suena como una epifanía, el que viste el traje más gris de todos.

Uno a uno, los hombres de gris dejan el cuarto y van a reunirse a la cafetería del hospital.


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