Читать книгу No olvido, recuerdo онлайн | страница 19

Entraron primero los antimotines, no con gases, aunque sí traían macanas o toletes. En todo el perímetro de la institución había agentes, policías o investigadores, no sabría. Recuerdo haber volteado al techo y estaban todos rodeando y otros más que entramos por la puerta. Cuando llegamos, nos sorprendimos de ver a la directora durmiendo, pues antes no había una habitación como ahora, creo que estaba en el área de sentenciados en el dormitorio, un salón grande con literas de madera. Las personas mayores utilizaban la parte de abajo y las más jóvenes la de arriba. No tenía nada en especial, las condiciones eran las mismas: una serie de literas.

Entramos el equipo técnico, vestido con bata blanca. Las internas estaban en el patio y las hicieron salir del dormitorio, algunas se cubrieron con cobijas, otras abrazaban a sus niños, porque para nada que los dejaron, los levantaron igual que a ellas. Cuando entramos una de ellas nos miró y le dijo a la compañera: «No nos va a pasar nada, ya llegaron las trabajadoras sociales». A mí esas palabras me llenaron mucho: qué pensaban que les iba a pasar, aunque no hubiéramos permitido que les pasara algo, a pesar de todo el resguardo del cuerpo policiaco. Fue una experiencia muy especial.

Otras experiencias que se quedan es cuando alguna recobraba su libertad. Cuando una de ellas se iba le entregábamos sus papeles. Recuerdo que en una ocasión una de ellas estaba sentada en la banqueta y le preguntamos: «¿Qué estás haciendo aquí?» Nos respondió: «Es que tuve miedo, a dónde me voy a ir». Se suponía que se iba a ir con una madrina, y que la investigación ya estaba hecha para que ella llegara con la madrina. Nos dijo que no pudo irse ni tomar el camión, por eso se regresó. Entonces buscamos a alguien para que la acompañara; eran las seis de la tarde, sólo así se atrevió.

Les decía yo a mis alumnos que si un hombre llega a prisión, las cosas cambian en su casa, por supuesto. Hay desintegración o se acentúa la que ya había, pero si una mujer ingresa a prisión se fragmenta todo, se acaba todo, absolutamente todo. No es posible entender o suponer que sigue una cohesión cuando la mujer es encarcelada; primero, es más reprobada socialmente, señalada, abandonada, marginada y pierde a la pareja.


Представленный фрагмент книги размещен по согласованию с распространителем легального контента ООО "ЛитРес" (не более 15% исходного текста). Если вы считаете, что размещение материала нарушает ваши или чьи-либо права, то сообщите нам об этом.