Читать книгу No olvido, recuerdo онлайн | страница 16

Más tarde habría de aceptar los retos de un servicio en la administración pública, y cuando menciono retos viene a mi mente la llegada a la Policía de Guadalajara como única mujer de funcionarios de esta dirección. Recuerdo que frente al director, hombre de figura y corazón fuerte, dije con voz suave, pero firme: «Quiero decirle que, de quedarme en Prevención Social, yo no me presto a ninguna irregularidad». Con tono pausado, disimulando tal vez su asombro, me respondió: «Tenga la seguridad de que nunca voy a pedirle algo así», y de este modo transcurrieron tres años de intenso y gratificante apoyo del señor director.

Elegí y amo esta profesión, también la práctica del trabajo social jurídico, que fue en lo que me desempeñé. Ésta es un área apasionante y difícil, la mayoría de las ocasiones muy cerca del dolor humano de quienes viven privados de su libertad, cuántos momentos tristes y cuántas satisfacciones, algunas están y seguirán conmigo. Lo positivo y lo no agradable me confirmaron que mi elección en la vida fue acertada.

Una experiencia significativa en otro campo de trabajo la tuve en la Penitenciaría de Oblatos, que tenía una sección que daba hacia la calle Josefa Ortiz de Domínguez. Esa sección era para mujeres, era un pasillo largo, muy largo, en donde había máquinas industriales, porque una buena forma de sobrevivir para las internas era llevando maquilas del exterior para que ellas trabajaran con un pago muy bajo y mucho trabajo. Se trataba de guantes gruesos industriales. Había dos dormitorios para procesadas y sentenciadas, eso era todo, además de un patio muy grande, un restaurante al extremo, un área acondicionada para visita íntima, pero que propiamente era el dormitorio de las custodias —les llamaban celadoras en ese entonces; mucho de la terminología ha cambiado en la actualidad.

Debió de ser a principios de 1980 cuando se suscitó un motín en la femenil. Esto obedeció al cambio de directores; la directora que estaba en funciones era una persona que actuaba con una serie de irregularidades y éstas se reflejaban en toda la institución: había una clara separación de quienes tenían determinado poder de adquisición y quienes absolutamente no tenían nada. De quienes no tenían nada, sus expedientes estaban sin duda guardados o había poca disposición en informarles y avisarles sobre sus asuntos jurídicos, muchas de ellas carecían de abogado, aun si estaba asignado por ley.


Представленный фрагмент книги размещен по согласованию с распространителем легального контента ООО "ЛитРес" (не более 15% исходного текста). Если вы считаете, что размещение материала нарушает ваши или чьи-либо права, то сообщите нам об этом.