Читать книгу La Reina Roja онлайн | страница 27
En el bar que hay junto a mí, todas las pantallas pasan ahora el mismo programa. No es un discurso del rey, sino un anuncio informativo. Hasta los Plateados se detienen a mirar, en absorto silencio. Cuando el zumbido termina, comienza el reporte. Una mujer rubia y regordeta, Plateada sin duda, emerge en la pantalla. Lee un escrito y parece intranquila.
“Plateados de Norta, ofrecemos una disculpa por la interrupción. Hace trece minutos se produjo un ataque terrorista en la capital”.
Los Plateados que me rodean lanzan exclamaciones que desencadenan murmullos de temor.
Yo sólo atino a parpadear, incrédula. ¿Un ataque terrorista? ¿Contra los Plateados?
¿Acaso es posible?
“Se trata de un ataque coordinado contra edificios gubernamentales en Arcón oeste. Según los primeros informes, se reportan daños en el Tribunal del Reino, en el Arca del Tesoro y en el Palacio del Fuego Blanco, aunque ni el Tribunal ni el Tesoro estaban en funciones esta mañana”.
La locutora da paso a imágenes de un edificio en llamas. Agentes de seguridad desalojan a los ocupantes mientras ninfos combaten las llamas con agua. Sanadores, a los que se distingue por una cruz roja y negra en el brazo, corren para todos lados entre ellos.
“La familia real no se encontraba en su residencia de Fuego Blanco, y no se reportan víctimas hasta el momento. Se espera que el rey Tiberias dirija un mensaje a la nación en el curso de la próxima hora”.
Un Plateado que está junto a mí aprieta el puño y golpea la barra; deja rajaduras como de telaraña en el tablero de roca sólida.
—¡Son los lacustres! ¡Están perdiendo en el norte y por eso bajan al sur a atemorizarnos!
Algunos se unen al comentario, maldicen a la comarca de los Lagos.
—¡Deberíamos acabar con ellos, y avanzar hasta las Praderas! —agrega otro.
Muchos expresan su acuerdo con aplausos. Yo tengo que hacer un esfuerzo para no poner en su sitio a estos cobardes, que nunca verán el frente ni enviarán a pelear a sus hijos. Su guerra plateada se paga con sangre roja.