Читать книгу No olvido, recuerdo онлайн | страница 26

¿Cómo compara aquel tiempo con el de ahora respecto de los maestros?

Cada persona es distinta. En aquel tiempo eran maestros reconocidos. El ser maestro moldeó mi carácter. Ahora conozco algunos compañeros, pero aquellos maestros tenían un sello distinto, una formación, una cultura que impresionaba y yo, sencillamente, me dejé impresionar. A la Universidad le debo lo que tengo y lo que soy; además, mi padre, Miguel Miranda, que en paz descanse, fue profesor en la Facultad de Comercio y Administración. Por cierto, tengo entendido que un salón de la Cámara de Comercio lleva su nombre. Cuando se dio el conflicto entre la Universidad de Guadalajara y la Autónoma mi padre empezó a trabajar como profesor en el Instituto Tecnólogico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), que acababa de fundarse.

¿Cómo ve a la Universidad ahora?

La Universidad no ha perdido su esencia, pero las nuevas instalaciones me sorprenden. Claro que con el paso del tiempo así tiene que ser y me alegro porque es un bien de la Universidad. El alumno, y lo digo como profesor, que no sepa valorar y aprovechar eso, pues simplemente pasa el tiempo y se va.

¿Qué recuerdos tiene de la época en que era un estudiante universitario?

Los recuerdos son de mis compañeros, que ahora son muchos de ellos profesores de la Facultad de Derecho; a otros los he perdido de vista. Supongo que ésa es la ley natural: la vida nos lleva por diferentes caminos a cada uno sin que sepamos por qué, pero así es.


¿Qué recuerdos tengo? Son tantos. Aprendí a conocer mejor a las personas, a valorar el contraste entre ellas, y esto no sólo como profesor; dicen que enseñando aprende uno y es cierto. Desde la facultad empecé a valorar cómo era cada persona, cómo reaccionaba, cómo pensaba. Dicen que por el hilo se saca el ovillo. Cómo es una persona en las pequeñas cosas, que no dicen mucho, a veces se fija uno, y yo me he fijado en eso. Pasó el tiempo, pero ya quedó esa impresión. Hay alumnos que saben valorar y aprovechar el tiempo. Yo conocí profesores en la facultad y ahora no sé cómo sean, pero los que yo conocí me hicieron bien.


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