Читать книгу La Sonrisa Escondida de Dios онлайн | страница 3
Estos son mis objetivos. Y estoy de acuerdo en que “los esfuerzos y el sufrimiento de hombres buenos son los más interesantes e instructivos” para estos grandes fines. Es evidente, por lo tanto, que no escribo como un erudito desinteresado, sino como un apasionadamente interesado –y espero sincero y cuidadoso– pastor cuya misión en la vida es esparcir pasión por la supremacía de Dios sobre todas las cosas para el gozo de todos los seres humanos.
John Bunyan, William Cowper y David Brainerd se esforzaron y sufrieron. Y fue por la aflicción misma que dieron frutos para alimentar la vida cristiana radical, la adoración centrada en Dios y las misiones mundiales que exaltan a Cristo. Mi oración es que la historia de cómo sufrieron, cómo soportaron y cómo esto dio fruto inspire en ti esa misma vida cristiana radical, adoración centrada en Dios y misión que exalta a Cristo.
John Bunyan es mejor conocido como el simple pastor bautista británico que en prisión escribió el libro que hasta el día de hoy “sigue siendo la publicación de literatura con mayor circulación en la historia de la raza humana fuera de la Biblia”4, El progreso del peregrino. Es un gran libro sobre cómo vivir la vida cristiana. Menos conocido es el hecho de que sus doce años de prisión fueron “voluntarios”, en el sentido de que comprometerse a no predicar el evangelio de Jesucristo le habría conseguido su libertad en cualquier momento. Este hecho intensifica el efecto de saber que cuando la hija mayor de Bunyan, Mary –ciega de nacimiento–, lo visitó en prisión, fue como “arrancarme la Carne de mis huesos”5. Aún menos conocido es el hecho de que este pastor encarcelado, sin educación formal más allá de la escuela primaria, también escribió otros sesenta libros, la mayoría de los cuales aún se siguen imprimiendo 350 años después6.
William Cowper, para aquellos que en algún momento tal vez hayan tomado un curso sobre literatura del siglo XVIII, es conocido como “el poeta de un nuevo avivamiento religioso” dirigido por John Wesley y George Whitefield. Su poesía y sus cartas merecieron cincuenta páginas en la antología que yo estudié en la universidad7. Entre aquellos que lo conocen como un poeta cristiano, muchos no saben que William Cowper vivió con la compañía constante de depresión sombría toda su vida, a veces inmovilizado en la desesperación, y con intentos reiterados de suicidio. A pesar de esta oscuridad, hoy Cowper sigue tocando los corazones de miles que no saben nada sobre él, simplemente porque, en la adoración, cantan sus himnos “Hay un precioso manantial”, “A Tu lado andar, Señor”, y “God Moves in a Mysterious Way [Dios se mueve de manera misteriosa]”.