Читать книгу No olvido, recuerdo онлайн | страница 39

La escuela nació el 2 de noviembre de 1948 y yo fui de la primera generación. Hubo treinta solicitantes, luego fueron quince, porque los demás se salieron por lo difícil de los estudios. De los quince que quedamos, seis años después nos recibimos sólo tres, llegamos cinco limpios al último año, pero nos recibimos tres: uno era Gabriel Chávez de la Mora, que actualmente es un excelente diseñador, se volvió monje y ha construido muchos templos, auditorios; el otro era Enrique Navarrete y yo, que fuimos los primeros en recibirnos, en 1955. Tardamos siete años en salir.

¿Así que fue partícipe de la elaboración y creación de la carrera de Arquitectura y después fue alumno?

Fue un tanto circunstancial, también la gente le puede llamar providencial. Tuve la buena suerte de participar dinámicamente en el proceso y aprovechar el fruto de ese esfuerzo en mi formación como arquitecto.

¿En ese entonces cómo veía a la Universidad?

Desde que entré a la preparatoria me sentí muy universitario. Como le dije, por mis notas, me nombraron representante alumno, de modo que fui universitario desde un principio, cuando cursaba la preparatoria.

Después de haberse titulado, ¿fue director de la Escuela de Arquitectura?

Me dediqué mucho a mi carrera, pero nunca dejé la escuela, a la que traté de servir como profesor de dos o tres materias: geometría descriptiva, teoría de la arquitectura e historia de la arquitectura. El entonces director, Ignacio Díaz Morales, me nombró profesor en esas cátedras. Después de él hubo dos directores más; con el tercero, Salvador de Alba Martín, hubo un problema y tuve que entrar como relevo contra mi voluntad porque yo estimaba mucho a Díaz Morales, en contra de quien iba el movimiento. Él era sumamente perfeccionista, entonces se dificultaba mucho la recepción, hubo un momento en que se juntaron como cien pasantes que no se titulaban. La Universidad hizo un cambio y apoyó a los estudiantes agraviados. Me correspondió ser el director, pero él seguía manejando la escuela, como el poder tras del trono. Estaba tan enamorado de ella que dominaba a los directores. En mí no ejercía ese dominio, aunque seguimos siendo buenos amigos g_ hasta el último día de su vida.


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