Читать книгу Salvos por gracia онлайн | страница 8

Unamos a Santiago y a Pablo en un ejemplo: Pablo diría que “si un hombre es honesto, y trata de justificarse ante Dios diciendo que merece ser salvo porque no roba, estaría tratando de justificarse por sus propias obras, lo que es imposible, muchos hombres son honestos y leales con el prójimo sin ser por ello creyentes en la gracia de Cristo”. Por su parte, Santiago agregaría: “Pero si es un hombre de fe, justificado por Jesús, nacido de nuevo, su fe se verá manifestada, por ejemplo, en integridad y honestidad, al no quedarse con lo que no es suyo. Si dice que tiene fe, y roba, su fe, es muerta en sí misma” (Santiago 2:17).

En este punto coincido con el pastor Fernández, ya que en la página 16 de su libro escribió:

“La fe viva, la fe que nos justifica, la fe que nos une al Salvador, es una fe que nos mueve a obedecer a Dios y a amar al prójimo. La fe viva y eficaz resulta justificada, confirmada o manifestada por sus frutos. La palabra ‘obras’ en este caso es sinónimo de obediencia… y por otra parte Pablo está de acuerdo con Santiago en que la fe que justifica, la fe viva y verdadera tiene que manifestarse o probarse por medio de las obras…”

Sin embargo, el libro completo del pastor Fernández, es un continuo ataque a la vigencia de los diez mandamientos, lo que encuentro sumamente contradictorio.

Buenas obras

Muchos sostienen que las “buenas obras” que nacen de la relación con Cristo, no se refieren a los mandamientos sino a “buenas obras” en general. Pero notemos que todas las buenas obras están abarcadas en los diez mandamientos. Cuando a Jesús le preguntaron cuál era el mandamiento más importante, respondió haciendo una síntesis de los diez mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo”, porque los primeros cuatro mandamientos nos unen a Dios, y los seis restantes se cumplen por amor al prójimo.

De esta forma, la fe que justifica, la fe viva y verdadera, se manifiesta por medio de la obediencia. Y si Alguien insiste diciendo que las buenas obras no se refieren a los diez mandamientos, veamos de que buenas obras estaba hablando Santiago: “Porque cualquiera que guardare toda la ley pero ofendiere en un solo punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad” (Santiago 2:10–12). ¿A qué ley se estaba refiriendo? No cometer adulterio y no matar son dos de los diez mandamientos, y es justamente esta ley a la que llama “ley de la libertad”, ley por la cual seremos juzgados.


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