Читать книгу No olvido, recuerdo онлайн | страница 8

Trabajamos juntos unos tres años y acabamos casándonos. En un viaje que hicimos a Guadalajara para visitar a sus papás, mi esposa se encontró a Adalberto Navarro Sánchez, que había sido su maestro y cofundador de la licenciatura en Letras; él le comentó su propósito de abrir la maestría en Letras y le dijo: «Oiga, tráigase a su esposo aquí, que dé un semestre y que vea cómo es esto». En ese entonces no había relaciones diplomáticas entre México y España y todos los documentos tenían que pasar por la embajada de México en Lisboa, Portugal, por ello se complicó mucho y tardé tres meses en arreglar los papeles. Esto ocasionó que no llegara al primer semestre de la maestría en 1974 (que todavía existe y es una de las más antiguas de la Universidad). Me incorporé en el siguiente semestre y aquí he estado durante treinta y ocho años, es decir, toda una vida.

El director de la maestría era el doctor Amado Ruiz Sánchez, que también estaba a cargo de otra maestría en la Facultad de Medicina. El doctor fue un personaje ilustre, incluso hay una Cruz Verde que lleva su nombre. Era muy humanista y apoyó mucho a la maestría en Letras para que saliera adelante. Nos trató con mucho cariño. Los primeros años fueron muy bonitos y ésa es la razón, como dije, de que pareciera una telenovela.

¿Cómo fueron sus primeros años en la Universidad?

Mi primer semestre en la Universidad se convirtió en más semestres. Yo tengo dos especialidades: una en Filosofía y otra en Letras, las cuales están muy relacionadas. Algunas veces daba cursos en la carrera de Filosofía y otras en la maestría en Letras o en el doctorado en Letras. Poco a poco fui conociendo a más gente, recibía invitaciones a congresos y coloquios en la zona centro de la república, por ejemplo, en la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, en Morelia; también he estado en Querétaro y Zacatecas.

Recuerdo que una temporada me iba a Aguascalientes los viernes en la tarde al terminar aquí la maestría, ya que tenía clases todo el sábado en esa ciudad, donde estaba empezando la Facultad de Letras. Así, recorrí esa parte del país que tiene historia y mucho prestigio académico.


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