Читать книгу Paisaje de la mañana онлайн | страница 70

¿Qué alentó a la editorial encargarle al poeta José Watanabe la dirección de la colección para niños y cómo fueron surgiendo sus libros?

Esa idea nació de extensas conversaciones que sostuvimos con él. José tenía una imaginación prodigiosa, y había trabajado, en la década del 1970, en la elaboración de guiones y producción de programas para niños, que se emitieron por la televisora estatal. Era un hombre con una curiosidad sin límites y había incursionado, más allá de la poesía, en otras actividades creativas como la escritura de guiones cinematográficos y teatrales. En una de las conversaciones surgió que José tenía ganas de volcar su creatividad en una serie de cuentos para niños. No lo dudamos ni por un instante y le propusimos hacerse cargo de la dirección de las nuevas colecciones cuya composición esbozaríamos juntos.

¿Cómo fue el proceso de trabajo?

Organizamos reuniones con un grupo de maestros con quienes José dialogó en pos de captar ideas que lo orientaran en la definición de los contenidos. Les preguntó de todo, sobre todo respecto a los intereses de los niños, lo que les produce fascinación y lo que los asusta, lo que les provoca risa y lo que los entristece. Su entusiasmo era tal que estuvo concibiendo contenidos e ideas para los libros que él mismo escribió incluso cuando fue hospitalizado. En total escribió las historias de quince libros, pero lamentablemente no alcanzó a verlos publicados todos. Aún mantenemos un manuscrito inédito.

En nuestro medio es insólito que una editora escriba un libro, tú lo has hecho. ¿Puedes referirte brevemente a Queremos ser niños y niñas felices?

El libro surgió de la necesidad de publicar un libro paradidáctico que abordase un tema que era muy solicitado en los programas escolares: “los derechos del niño y del adolescente”. Conocedora de lo tedioso que puede resultar un tema como este para los niños, decidí escribir un libro que lo tocara en una forma sencilla y amena, tomando en consideración la realidad de los niños de nuestro país. Me ayudé con ilustraciones del afamado Gian Calvi, ilustrador brasileño, y con datos estadísticos. Abordé, además, el tema de los deberes que también tienen los niños y adolescentes, un aspecto que apenas si se toca en nuestro medio.


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